Un alojamiento que revive la esencia del Cádiz colonial
La Casa del Veedor de Galeras, un emblemático edificio gaditano, data de 1647 y debe su nombre al antiguo funcionario encargado de supervisar las cargas de los barcos que partían hacia las Américas en el siglo XVII. A lo largo de su historia, ha sido testigo de importantes transformaciones que reflejan el devenir de Cádiz y sus conexiones con el comercio colonial.
A finales del siglo XVIII, la finca pasó a manos de la familia de Josefa Cohen, quien administraba la sede gaditana de la Compañía de Cacao de Venezuela. Sin embargo, tras la quiebra de la empresa, el edificio fue vendido y pronto reformado por el ingeniero francés Pierre Laporte, quien lo adaptó al estilo del Primer Imperio francés.
En el siglo XIX, la casa cobró un nuevo protagonismo histórico cuando en diciembre de 1812, Sir Arthur C. Wellesley, Duque de Wellington, líder de las tropas hispano-inglesas en la Guerra de la Independencia, se hospedó en una de sus estancias.
Con el tiempo, la casa experimentó otras reformas notables. Una de las más destacadas, realizada en el siglo XIX, fue la transformación de la fachada en estilo isabelino gaditano, que es la que conocemos hoy en día. Hacia finales de ese mismo siglo, se instaló una majestuosa montera que cubre el patio, embellecida con una decoración única de fundición y lacería geométrica.
La Casa del Veedor continuó su legado en manos de la familia Aramburu, banqueros gaditanos que adquirieron la propiedad en 1880 y la conservaron hasta 1986. Posteriormente, pasó a la familia Delgado Cigüela, que preservó el encanto original de esta casa palaciega gaditana hasta 2007.
Recientemente, una cuidadosa rehabilitación ha devuelto a la casa todo su esplendor. Se han restaurado elementos tan emblemáticos como la torre mirador, la montera y las románticas galerías del patio, así como las decoraciones interiores. Hoy, este histórico edificio refleja el alma de Cádiz y su fascinante historia a través de los siglos.