Un hotel que rezuma historia en el centro noble de Segovia
En Segovia este edificio es conocido como “Convento de las Oblatas”. La razón es que éstas fueron las últimas religiosas que habitaron este singular espacio. Lo hicieron hasta 1996, educando a las niñas que les eran enviadas desde el Tribunal Tutelar de Menores. Ese año dejaron el convento, que pasó a manos de una empresa que lo transformó en un hotel de lujo, el primer cinco estrellas de Segovia.
Antes de la llegada de las Oblatas, la desamortización de Mendizábal convirtió el convento en cuartel militar y colegio de artillería hasta 1929. Y si nos remontamos a sus comienzos en 1637, los fundadores de esta monumental obra fueron ciento veinte monjes Capuchinos, seguidores de San Francisco de Asís, que tenían como patrones a Don Antonio de Contreras y González Bernardo de Quirós y su mujer Doña María de Amezqueta y Guzmán.
Como buenos ascetas, los monjes de la orden de los Hermanos Menores Capuchinos eligieron un emplazamiento con preciosas vistas hacia el valle del Eresma. Rodeados de palacios, iglesias románicas y otros conventos religiosos, convivieron en una edificación que constaba de iglesia, convento y residencia. Como era costumbre en las construcciones segovianas del siglo XVII, éstas formaban un conjunto de barroco austero con muros levantados en piedra caliza y reforzados con sillares en las esquinas.
Las construcciones se articulan alrededor de la Iglesia de una sola nave y bóveda de cañón, y del antiguo claustro orientado al Este. Quedaba así parcialmente retranqueada la fachada de la Plaza de Capuchinos, adintelada en granito y coronada con un frontón triangular y un óculo en su tímpano. El cuerpo superior contiene una hornacina con la imagen de San Buenaventura rematada por un frontón curvo. Por encima de éste hay un ojo de buey, y a izquierda y derecha vemos los escudos en mármol de los fundadores del templo.
Situado en el centro noble de Segovia, en la Plazuela Capuchinos nº 2, junto a la Academia de San Quirce, el actual hotel Áurea Convento Capuchinos 5* conserva su fachada inalterada. En el interior, la iglesia se ha reconvertido en restaurante gastronómico, y las otras dos zonas se han transformado en habitaciones y servicios comunes del hotel.
La antigua huerta es hoy un fabuloso jardín con amplias terrazas y magníficas vistas del cauce del Eresma y la Alameda, conformando una de las mayores fincas existentes dentro del casco amurallado de Segovia.